En un importante desarrollo para la industria energética venezolana, el viernes pasado, Petróleos de Venezuela (PDVSA) anunció la concesión de una licencia de 30 años a Shell y a la Compañía Nacional de Gas (NGC) de Trinidad y Tobago para la explotación de gas natural frente a la costa venezolana. Este acuerdo, que implica la colaboración entre PDVSA, NGC y Shell, se produce en un momento clave, marcado por un alivio en las sanciones estadounidenses.
Desarrollo en el Yacimiento Dragón
El yacimiento en cuestión, denominado Dragón, alberga alrededor de 120 millones de metros cúbicos de gas y se encuentra al noreste de Venezuela, cerca de la frontera marítima con Trinidad y Tobago. Cabe destacar que este yacimiento está adyacente a campos operados por Shell en Trinidad y Tobago. Con este proyecto, Venezuela iniciará la producción y exportación de gas por primera vez, marcando un hito significativo en la industria energética del país.
Acuerdo de Colaboración de Shell desde 2016
Este paso hacia la explotación de gas en el campo Dragón se basa en un memorando de entendimiento firmado en 2016 entre Venezuela y Trinidad y Tobago. El acuerdo inicial contemplaba estudios técnicos y comerciales con miras a una explotación compartida. En septiembre de 2023, ambos países renovaron estos planes con un acuerdo para la explotación conjunta de gas en el mencionado campo.
Alivio de Sanciones y Reactivación de Operaciones
La flexibilización de las sanciones petroleras implementada el 17 de octubre permitió la reactivación de operaciones en varias compañías transnacionales, incluyendo a Repsol y Maurel & Prom. Esta apertura ha allanado el camino para acuerdos como el reciente con Shell, fortaleciendo la presencia de actores internacionales en la industria energética venezolana.
Desafíos y Metas de Producción
La producción petrolera venezolana ha experimentado una dramática caída en las últimas décadas, descendiendo de los 3 millones de barriles por día hace más de una década a los 400,000 barriles diarios en 2020. Esta disminución se atribuye a factores como la corrupción, la mala gestión y las sanciones estadounidenses.
Con la esperanza de revertir esta tendencia, Venezuela tiene como objetivo escalar su producción diaria a 900,000 barriles a principios de 2024, con la ambición de superar el millón a lo largo de ese año. Este nuevo acuerdo con Shell representa un paso significativo hacia la diversificación de la producción de energía y la revitalización de la industria petrolera venezolana. La colaboración con actores internacionales también se presenta como un medio para impulsar la economía del país sudamericano.
