Kamala Harris se alzó como la ganadora en el debate celebrado el pasado martes en Filadelfia, un veredicto respaldado por encuestas y expertos. Mientras los demócratas celebran con entusiasmo, algunas voces dentro del partido de Trump han comenzado a manifestar críticas hacia el expresidente, quien, a pesar de los resultados, continúa insistiendo en su victoria. El exmandatario anunció este jueves a través de su plataforma social, Truth, que no habrá un nuevo cara a cara con Harris.

“¡NO HABRÁ TERCER DEBATE!”, expresó en un mensaje escrito en mayúsculas. Este posible encuentro habría sido el segundo frente a Harris y el tercero en total en esta campaña, considerando su debate anterior con Joe Biden el 27 de junio en Atlanta (Georgia). Por su parte, Harris, en un mitin en Carolina del Norte, afirmó: “Debemos a los votantes otro debate, ya que estas elecciones y lo que está en juego son de suma importancia”.

Más de 67 millones de personas siguieron la transmisión del debate, de acuerdo con cifras de ABC y Nielsen. Además de discutir ideas y buscar persuadir a los indecisos, los debates son cruciales para movilizar a los votantes y fomentar la participación. Los seguidores de Trump tienden a estar más motivados que los demócratas e independientes, lo que podría hacer que un segundo debate resultara más desventajoso para él, sin importar quién ganara.

Trump continuó expresándose en su red social, aunque sus argumentos incluyeron varias inexactitudes. “Cuando un boxeador pierde, lo primero que dice es: ‘QUIERO UNA REVANCHA’. Las encuestas indican claramente que gané el Debate contra la Camarada Kamala Harris, candidata de la izquierda radical, la noche del martes, y ella pidió un segundo debate”, afirmó, a pesar de que las encuestas indican lo opuesto. La mayoría de los sondeos realizados muestran una clara ventaja para Harris.

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Una encuesta de CNN/SSRS reveló que el 63% de los encuestados consideró a Harris como ganadora, frente al 37% que apoyó a Trump. Otra encuesta, financiada por republicanos, mostró un margen más reducido, con un 53%-34%. YouGov reportó un 54%-31%, en favor de Harris. Un sondeo reciente de Reuters/Ipsos también le dio a Harris una victoria de 23 puntos (54%-31%), a pesar de la insistencia de Trump en contrario, un argumento que ha sido objeto de burla en varias ocasiones.

Harris supo presionar a su contrincante, obligándolo a defenderse y transmitiendo sus mensajes de manera efectiva. Al atacar su ego, encontró una fórmula para desestabilizarlo. Sin embargo, el impacto de estas acciones sobre los votantes sigue siendo incierto.

Las encuestas recientes, como la de Reuters/Ipsos, dan a Harris una ventaja de cinco puntos entre los votantes registrados, un incremento respecto a agosto. Morning Consult también muestra una ventaja de cinco puntos (50%-45%) y YouGov presenta un margen de cuatro puntos (49%-45%). No obstante, Harris continuó enfatizando en su mitin en Charlotte que no se considera la favorita.

“Con las luces brillantes, el pueblo estadounidense pudo ver lo que enfrentará este otoño en las urnas: avanzar con Kamala Harris o retroceder con Trump”, declaró Jen O’Malley Dillon, presidenta de la campaña de Harris, tras el debate. “Lo que han presenciado es lo que deberían ver en un segundo debate en octubre. La vicepresidenta Harris está lista para un segundo debate. ¿Está Donald Trump preparado?”, agregó.

Trump, por su parte, optó por eludir el tema durante dos días hasta llegar a su negativa definitiva. Ese mismo martes, en una aparición sorpresa ante la prensa, afirmó que Harris deseaba volver a debatir porque había salido derrotada. Reiteró esta idea en una entrevista en Fox News al día siguiente: “Cuando un boxeador pierde, dice: ‘Quiero una revancha’. No estoy seguro de querer hacer otro debate”. Ahora, respalda su rechazo al tercer debate con este mismo argumento.

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El expresidente también se quejó de la imparcialidad de los moderadores de ABC News, Linsey Davis y David Muir, y en Atlanta elogió a los presentadores de CNN, mientras que en Filadelfia criticó que el debate se sintiera como un “tres contra uno”. Generalmente, el equipo que gana no suele quejarse del árbitro.

Incluso llegó a insinuar, sin pruebas, que Harris recibió las preguntas con antelación. “Parece que tenían un programa arreglado. La vi hablar y pensé que parecía muy familiarizada con las preguntas”, comentó en Fox News. Harris, en cambio, se había preparado meticulosamente para el debate, que cubrió temas como economía, aborto, inmigración, y política exterior. No era necesario ser un genio para prever las preguntas.

Aún se espera el debate entre los candidatos a la vicepresidencia, Tim Walz por los demócratas y J. D. Vance por los republicanos, programado para el 1 de octubre en Nueva York, bajo la producción de CBS.

En las elecciones de 2020, Trump y Biden se enfrentaron en dos debates; en 2016, Trump tuvo tres enfrentamientos con Hillary Clinton. Esta campaña se cierra con dos debates; el primero quedará en la historia por llevar a Biden a retirarse de la carrera por la reelección, mientras que el segundo, el celebrado el martes, será el único realizado por quien llegue a la Casa Blanca tras las elecciones del 5 de noviembre.

La campaña de Harris también ha cosechado un éxito financiero, recaudando 47 millones de dólares (aproximadamente 42,5 millones de euros) en las 24 horas siguientes al debate. Los demócratas están utilizando fragmentos del debate para crear anuncios promocionales de su candidata, mientras Harris se embarca en una gira por los estados clave, con mítines programados en Carolina del Norte y Pensilvania.

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