El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha anunciado que no concederá licencias para explorar nuevos yacimientos de gas natural, lo que está llevando a una crisis energética en el país.
La petrolera estatal Ecopetrol SA está estudiando la posibilidad de importar cargamentos de gas natural licuado (GNL) desde el extranjero, lo que podría ser dos o tres veces más caro que los actuales suministros nacionales.
Esto podría tener un impacto significativo en la economía colombiana, ya que la electricidad y el gas representan entre el 25% y el 40% de los costos totales de las empresas industriales.
Las reservas de gas se han reducido al equivalente de 6,1 años de producción a finales de 2023, lo que es menos de 7,2 años en 2022 y la mitad de lo que era hace una década.
Ecopetrol prevé que el déficit se mantendrá por encima del 30% hasta 2030, cuando los yacimientos submarinos empiecen a satisfacer la demanda.
El aumento de la producción de los yacimientos pequeños puede ayudar a Colombia a ganar tiempo e incluso ser suficiente para evitar un déficit el año que viene. Sin embargo, como el déficit aumenta, se prevé que las importaciones serán necesarias a más tardar en 2026.
La industria colombiana también enfrenta desafíos para transportar el gas importado al interior del país, ya que la configuración de su red de gasoductos y la ubicación del único puerto de GNL en la costa caribeña pueden hacer difícil llegar el gas a los usuarios finales.
El ministro de Minas y Energía, Andrés Camacho, defiende la postura de Petro en contra de nuevas perforaciones, argumentando que “más contratos no significan necesariamente más exploración. Nuestra política es impulsar la exploración con lo que ya hay”.
Algunas empresas y expertos ven con preocupación el aumento de los precios y la falta de claridad sobre la disponibilidad y el precio del gas natural licuado.
Con información de Bloomberg
