El Caracazo, ocurrido el 27 de febrero de 1989 en Venezuela, fue un evento que marcó profundamente la historia del país. Esta ola de protestas, disturbios y saqueos dejó una herida abierta en la sociedad venezolana que perdura 35 años después.
Las causas que llevaron al Caracazo son multifacéticas y se remontan a años de crisis económica, políticas neoliberales impopulares y un descontento generalizado en la población.
El detonante inmediato fue el anuncio por parte del gobierno de Carlos Andrés Pérez del “Gran Viraje”, un paquete de medidas económicas que incluía el aumento del precio de la gasolina, la liberación de precios y la reducción del gasto público.
Lo que comenzó como protestas pacíficas rápidamente se convirtió en violencia en poco tiempo. Caracas y otras ciudades venezolanas se vieron sumidas en el caos con saqueos, incendios y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
La represión militar fue brutal y se estima que dejó un saldo de entre 300 y 3.000 muertos, según diversas fuentes.
El Caracazo representó un punto de inflexión en la historia de Venezuela al poner al descubierto las profundas desigualdades sociales y la pobreza que aquejaban al país. Además, marcó el inicio de un período de inestabilidad política que ha desembocado en la crisis actual que vive la nación.
A pesar de las décadas transcurridas, el Caracazo sigue siendo un tema sensible en Venezuela. Las víctimas y sus familiares continúan en la búsqueda de justicia, y la herida dejada por este evento sigue abierta, sirviendo como un recordatorio constante de los problemas que persisten en el país.
El Caracazo representa un capítulo oscuro en la historia de Venezuela que sigue resonando en la sociedad.
